miércoles, 23 de julio de 2014

Suicidio Canibal

Hoy me veo como una partícula mediocre de mi propia valentía. Me siento castrado ante la incapacidad de ser más fuerte, de ser mas coherente. Paso los días creyéndome mi grandeza incierta, mis cualidades imperfectas, mi deforme autoestima. Gracioso soy al intentar comprender la existencia, al intentar descifrar el camino... Ya todo esta marcado, ya todo estaba maldito. Mi capacidad o discapacidad mental aumenta con el paso de cada verano, cada día mi madurez se siente perdida en un incongruente deseo de ser más consciente, de ser más razonable. Mientras aquel infante suicida que aún queda en mis entraña pretende no salir de la caverna...

Hoy he decidido terminar con esto. Suicidare mi chiquillo caníbal, mi inconsciencia colectiva. Hoy muere aquel perdido guerreo de ciudades frías y nocturnas. Se suicida mi pedazo de estómago adicto a la cerveza. Seré acaso ya algo más que un nuevo engranaje en esta máquina de infelicidad llamada mundo. Paso por revista al centro de fusilamiento infinito donde mueren los sueños retorcidos de aquel degenerado que hay en la esperanza.

Tal vez más lúgubres no pueden ser estas palabras, es una despedida o es un reencuentro con aquella oscuridad olvidada, con aquel anaquel lleno de pergaminos negros. Exhorto los poetas malditos a que maldigan de nuevo mi lengua, mi mano... Que mis palabras no sean más que un repaso de la maldición de ser más que quien no puede existir.

Adiós ángel sucio ... Cae de nuevo el telón sobre mi cara.